sábado, 29 de marzo de 2014

Aura, chakras y cristales

Para comprender de qué manera pueden incidir los cristales en nuestro bienestar físico o emocional debemos referirnos de nuevo a las tradiciones orientales y a su particular modo de entender la salud y la enfermedad, que es en esencia muy distinto al de la sociedad occidental.

Desde tiempos remotos, la medicina oriental ha concebido la salud como un estado integral del individuo, y a éste, a su vez, como un todo energéticos que, para permanecer saludable, debe mantener en armonía sus vibraciones tanto en el plano físicos, como en el mental o emocional. De este modo, cualquier disfunción o enfermedad no es más que un desajuste de este equilibrio energético que afecta a los diversos planos y, en consecuencia, la curación pasa irremediablemente por restablecer el equilibrio al sistema.

Todos los seres vivos irradiamos energía. Ésta forma a nuestro alrededor un campo de luz, el aura, que nuestros sentidos no pueden captar, de la misma forma que tampoco perciben el campo vibratorio de los cristales.


La irradiación de nuestro campo de energía, a menudo afectado por órdenes físicos o psíquicos, busca otro campo de energía para restablecer su equilibrio, algo que fácilmente le pueden proporcionar las armoniosas vibraciones de los cristales. Otra de las vías de acceso al circuito energético del cuerpo humano es el sistema de los chakras. Según antiguos textos indios, en ele interior de nuestro cuerpo las energías discurren por un complejo sistema de meridianos que confluyen en siete vórtices o centros principales. Son los denominados chakras, que en sánscritos significa rueda o espiral, que están ubicados a lo largo de la columna vertebral. Funcionan como centros organizadores para la recepción, asimilación y transmisión de energía vital. Cada una de estas ruedas gira a una determinada frecuencia permitiendo el continuo flujo de energías por los meridianos del cuerpo y, en consecuencia, todas ellas inciden por igual, aunque de forma distinta, en el buen funcionamiento del sistema. Del mismo modo, cada chakra se asocia a determinados órganos o funciones. Sin embargo, la acción del chakra no se limita al ámbito de los físico, sino que también actúan como centros coordinadores de nuestro complicado sistemas cuerpo-mente, formando un complejo sistema unificador que integra lo mental, lo corporal y lo espiritual.

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